domingo, 2 de septiembre de 2012

EL HOMBRE INVISIBLE




Introducción
Después de su aparición en 1952 y considerada unánimemente por la crítica como la mejor novela americana publicada desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, “El hombre invisible“, de Ralph Ellison (1914-1994), ha sido calificada como una de esas obras que se quedan para siempre en la memoria. Muchos quienes lo conocieron de cerca, consideran que esta obra literaria fue una expresión modesta del alcance del pensamiento de este destacado autor, pensador y filósofo.
Hoy en día existe una resurgencia de la vida y obra de este distinguido autor, quizás por la influencia social y política ejercida por la presencia de Barack Obama en la Casa Blanca.
El hombre invisible trata las relaciones de diferencia racial en EEUU en el siglo XX, esta expone la obstinación de la sociedad blanca americana en ignorar a los ciudadanos negros. La novela, una de las primeras obras que aborda los problemas raciales desde el punto de vista de los negros, recibió el National Book Award (Premio Nacional de Literatura) en 1953. En ella se narra el viaje de un joven negro sureño en su búsqueda de un lugar en el mundo, primero en el sur y luego en el norte. Ellison emplea un lenguaje rico y enérgico para describir la experiencia en toda su vitalidad y complejidad.

Desarrollo
El hombre invisible, de este gran escritor negro como lo es Ralph Ellison, es una grandiosa alegoría, picaresca y simbólica, en la que se describe la trá­gica condición de los hombres de su raza. Escrita con el deliberado propó­sito de denunciar la angustiosa situa­ción del negro evolucionado y cons­ciente en un mundo de hombres blan­cos, esta obra simboliza el problema de la discriminación racial a través del mito de la invisibilidad.
Ya que relegado a la condición de ciudadano de segunda cla­se por la infranqueable barrera del co­lor, el negro sufre, no tanto por el des­precio de que es objeto, sino por el hecho de que se le ignora socialmente, como si fuese invisible a los ojos de los demás. Este sentimiento de exclu­sión, esta situación humillante de sen­tirse, no ya separado y aparte, sino ignorado e inexistente en el seno de la sociedad en que vive, es el que Ellison ha descrito magistralmente en torno al protagonista central de esta novela.
A través de sus an­danzas y aventuras, el autor ha plan­teado con un dramatismo sobrecogedor la trágica y paradójica condición del negro como hombre invisible, como in­dividuo cuya existencia no se quiere admitir. Y, al propio tiempo, dentro de la típica estructura de una novela pi­caresca, que cobra en ciertos momen­tos verdaderas dimensiones épicas, ha trazado una pintura acre e irónica, cru­da e hiriente, de la situación humana y social en los Estados Unidos en los primeros años de la postguerra.
Se trata de un muchacho negro, que relata en primera persona la historia de su propia vida, y cuya condición de hombre sin nombre le convierte en per-sonificación anónima de todas las gentes de su raza y aun en símbolo de la humanidad entera.
La historia nos descubre a un joven negro del sur de los Estados Unidos y sus intentos desesperados por hacerse visible en un mundo que se niega a verlo, que sólo quiere ver, ya sea con odio o con condescendencia paternalista, a un «pobre negro». Por tanto, nada de lo que haga, diga o piense importará lo más mínimo, ya que ha desaparecido como genuino ser humano y se ha convertido en un rol, incluso para sí mismo.
«Yo soy un hombre invisible. Soy un hombre con sustancia, de carne y hueso, incluso puede decirse que poseo una mente propia, pero soy invisible, comprendedme, simplemente porque la gente se niega a verme», escribe Ellison
Su ex­cepcional acierto consiste en que, al erigir el mito de la invisibilidad en símbolo de la tragedia personal del ne­gro, le ha dado, al propio tiempo, una dimensión universal que rebasa los lí­mites de la mera discriminación racial para convertirse en símbolo de la alie­nación del hombre en el seno de la ci­vilización moderna. Su impacto fue inmediato, sobre todo porque trascendía el realismo social de la época y la denuncia racial. En realidad, el libro es una exploración de la propia identidad y la lucha por defender lo que nos hace humanos.

Conclusión
A pesar de que el protagonista tarda demasiado en darse cuenta de que lo manejan y lo utilizan una y otra vez, por fin aprenderá que él es una persona con una conciencia independiente y tiene derecho a expresarse libremente sin que lo juzguen o lo condenen por ser negro o venir del sur o tener un nivel económico diferente. Una valiosa lección que se puede reafirmar con el viejo eslogan... Solo una Raza, la raza humana.


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